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En un blog alguien puso: “eternamente estudiante” y así me siento, pero también me considero una persona hambrienta de todo. Gárgola listo para el ataque en picada a la sabiduría, el placer y las sensaciones humanas.
Mis influencias literarias, poéticas, filosóficas, cinematográficas, artísticas y musicales, son muy contradictorias. Leo e intento seguir a Spinoza, pero también a Osho, las enseñanzas de Jesús y las de Buda, la desesperanza de Ramos Sucre y Maiakovski, la reflexión de Borges y la esperanza de Neruda; me gusta el cine “de autor”, pero también el “comercial”, o lo que es lo mismo, disfruto por igual de una comedia que de un drama, del erotismo y del tenebrismo, es un poco como la obra de Charles Chaplin; me gusta el divertido y comercial “comic”, pero también la obra triste de Edvard Munch, la severidad del “grafico político”, la reflexión de Picasso, Dalí o el muralismo mexicano, la locura incomprendida de Reveron, la tenebrosidad del abstractismo de H.R. Giger; pero musicalmente no se hasta donde esta contradicción se de, pues le huyo como a la peste a lo “comercial”, mas sin embargo, la contradicción si la encuentro en los géneros tan diversos que me gustan, de la complejidad y magnanimidad de la Música Clásica de Debussy o Bach a la sencillez y entrega de Silvio Rodríguez o Djavan, de la majestuosidad y espectacularidad de unos King Crimson o Pink Floyd a la simplicidad y emotividad de The Smiths o Soda Stereo, de la agresividad de Slayer a la delicadeza de Björk, de la oscuridad de Black Sabbath a la sensualidad de Marisa Monte.
Mi vida es una contradicción en si misma, soy un patriota, pero también me siento transculturizado. Así, el corazón no hace estas distinciones, no razona, el corazón se limita a delatar cualquier sentimiento.
Mis influencias literarias, poéticas, filosóficas, cinematográficas, artísticas y musicales, son muy contradictorias. Leo e intento seguir a Spinoza, pero también a Osho, las enseñanzas de Jesús y las de Buda, la desesperanza de Ramos Sucre y Maiakovski, la reflexión de Borges y la esperanza de Neruda; me gusta el cine “de autor”, pero también el “comercial”, o lo que es lo mismo, disfruto por igual de una comedia que de un drama, del erotismo y del tenebrismo, es un poco como la obra de Charles Chaplin; me gusta el divertido y comercial “comic”, pero también la obra triste de Edvard Munch, la severidad del “grafico político”, la reflexión de Picasso, Dalí o el muralismo mexicano, la locura incomprendida de Reveron, la tenebrosidad del abstractismo de H.R. Giger; pero musicalmente no se hasta donde esta contradicción se de, pues le huyo como a la peste a lo “comercial”, mas sin embargo, la contradicción si la encuentro en los géneros tan diversos que me gustan, de la complejidad y magnanimidad de la Música Clásica de Debussy o Bach a la sencillez y entrega de Silvio Rodríguez o Djavan, de la majestuosidad y espectacularidad de unos King Crimson o Pink Floyd a la simplicidad y emotividad de The Smiths o Soda Stereo, de la agresividad de Slayer a la delicadeza de Björk, de la oscuridad de Black Sabbath a la sensualidad de Marisa Monte.
Mi vida es una contradicción en si misma, soy un patriota, pero también me siento transculturizado. Así, el corazón no hace estas distinciones, no razona, el corazón se limita a delatar cualquier sentimiento.
“ella parece sospechar/
parece descubrir/
en mi debilidad/
los vestigios de una hoguera”
Corazón Delator
(Soda Stereo)
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